viernes, 21 de marzo de 2014

UNIPAC - “Capítulo 5: ¿Hacia una humanidad sin humanidades?”

“Capítulo 5: ¿Hacia una humanidad sin humanidades?”







Entendemos por Humanidades todas aquellas disciplinas que estudian el comportamiento, la condición y el desempeño del ser humano, por oposición a las Ciencias Naturales que basan su estudio en el análisis de la naturaleza y de los fenómenos relacionados con ella. Las Humanidades, también conocidas como Ciencias Sociales, se interesan por el estudio de elementos vinculados a la cultura, a la religión, al arte, a la comunicación y a la historia.
La palabra Humanidades proviene del latín, humanitas, que hace clara referencia al ser humano (y a todos sus logros) como eje de estudio. A lo largo de la historia, las Humanidades siempre han sido desarrolladas y profundizadas por diferentes eruditos[1] y pensadores que buscaban comprender el comportamiento y la condición del hombre por fuera de los hechos empíricamente[2] delimitables.
La separación entre cultura científica y cultura literaria es un fenómeno que no se inicia hasta finales del siglo pasado para luego consolidarse en el nuestro. Para Charles Percy Snow, la "cultura científica" representa la modernidad, el futuro, y la "literaria" es la cultura tradicional, que, ciega y sorda a las formidables transformaciones operadas en la vida social por los descubrimientos científicos y las innovaciones de la técnica, pretende ingenuamente encarnar ella sola la cultura con mayúsculas y "administrar la sociedad occidental".
La descripción científica posee una finalidad práctica: explicar o informar sobre algo que es o ha sido. La atención y el interés del autor se centran, sobre todo, en la realidad, en el objeto que se describe. La descripción científica se caracteriza por la objetividad, la precisión, el carácter exhaustivo de los datos y la claridad con la que se exponen. La descripción literaria posee una finalidad estética. La atención del autor se centra ahora en el mensaje, y no tanto en el objeto o referente que se describe. La descripción literaria se caracteriza por la subjetividad y la expresividad del lenguaje que se utiliza.
Ahora bien, poco importa en el último extremo lo que se enseñe, con tal de que se despierte la curiosidad y el gusto de aprender. La curiosidad es una actitud ante las cosas nuevas, desconocidas o poco usuales.
Si la motivación se centra sobre todo en la posibilidad de que los alumnos se vean movidos a prestar atención, la curiosidad describe cómo prestan esa atención. Es un modo de mirar la realidad descubriendo lo sorprendente y generando preguntas sobre ello y deseando saber más. La motivación depende mucho del objeto que la despierta, pero la curiosidad inicialmente está más ligada a una disposición del ánimo, al grado de receptividad hacia lo que percibimos y cómo esto nos engancha en el momento inicial de aprendizaje. No es cuestión del ¿qué?, sino del ¿cómo?
El papel del profesor es fundamental y por tanto debe estar comprometido, en sus manos está el “cómo” enseña. La función del profesor no puede reducirse a impartir conocimientos, y a ejercer autoridad en el aula, necesariamente tiene que relacionarse y comunicarse con sus alumnos, brindándoles afecto y seguridad.
Es decir, si empezamos por entender, que como docentes tenemos en nuestras manos a un sujeto, a un ser humano para colaborar, apoyar, participar o influir, en su educación y en su formación, podremos comprender la esencia de nuestro compromiso docente que radica, no sólo en nuestra formación, sino, fundamentalmente en las tareas desarrolladas diariamente en el aula enfocadas a lograr la generación de un cambio conductual en los alumnos que están en nuestras manos y bajo nuestro ejemplo.
Tal vez una de las razones de la ineficacia docente es la pedantería pedagógica, esta exalta el conocimiento propio por encima de la necesidad docente de comunicarlo. La pedantería pedagógica, de muchos maestros cuya falta de humildad agobia y anula los deseos de aprender del ya mal estimulado alumno. El pedante no abre los ojos a casi nadie, un origen común del pedantismo es que gran parte de los profesores fueron alumnos demasiados buenos de las asignaturas que imparten. El profesor que quiere enseñar una asignatura tiene que empezar por suscitar el deseo de aprenderla.
La humildad del maestro consiste en renunciar a demostrar que uno ya está arriba y en esforzarse por ayudar a subir a otros. Lo primordial es abrir el apetito cognoscitivo del alumno. La palabra cognoscitivo es un adjetivo que generalmente se usa para describir a aquel que es capaz de conocer y comprender. Especialmente el desarrollo cognoscitivo o cognitivo se centra en los procesos de pensamiento y en la conducta de aquel que refleja estos procesos y es algo así como el producto de los esfuerzos que emprenderá un niño por comprender y actuar en el mundo y en el contexto en el cual le tocó desarrollarse.
La función de la mente es investigar y aprender. Aprender no es el simple cultivo de la memoria o la acumulación de conocimientos, sino la capacidad de pensar clara y sensatamente sin ilusión, partiendo de hechos y no de creencias e ideales. No existe el aprender si el pensamiento se origina en conclusiones previas.
 La mente que no ha cultivado otra cosa que la capacidad por medio de la memoria es como un ordenador, el cual, a pesar de que funciona con una habilidad y exactitud asombrosas, sigue siendo solamente una máquina. Sin embargo no hay inteligencia sin memoria, ni se puede desarrollar la primera sin entrar y alimentar también la segunda.
Otra tarea principal que debe fomentar el docente es el espíritu crítico. Espíritu crítico significa realizar análisis, emitir opiniones y establecer juicios sobre una determinada idea o concepto. No debería ser utilizado en relación con el ataque, la reprobación y el reproche, pero tampoco es conveniente utilizarlo como sinónimo de aprobación en sentido adulatorio.
Finalmente, un docente no solo tiene que fijarse en lo científico.  El hablar de una educación de calidad implica que los docentes seamos personas pensantes y comprometidas con la educación misma (evolución teórica y práctica), con los avances de la ciencia y la tecnología, y con la evolución de los procesos sociales. Debemos partir del análisis y la reflexión personal sobre el contexto que nos toca vivir, a fin de que podamos conformar nuestras concepciones propias del hombre y de la sociedad, que conforman un marco de referencia para la mejor realización de nuestra tarea docente.
            Además de lo anterior, no debemos olvidar que la educación es un proceso esencialmente social, y por lo tanto no puede construirse individualmente, sino que requiere de la participación y el enriquecimiento del trabajo colectivo, la consulta, la retroalimentación de los colegas e incluso de los puntos de vista de los alumnos, que pueden darnos ideas u orientarnos en el desarrollo de nuestra tarea docente y el cumplimiento de nuestro verdadero compromiso ético.
Por lo precedente, que aún sigamos poniendo en duda la importancia del aspecto humano en la relación educativa es por lo menos inapropiado. Que el profesionalismo docente no se desarrolle en deterioro de nuestra humana profesionalidad. Y como sostiene el single de Jorge Drexler[3]: “Cada uno da lo que recibe, luego recibe lo que da, nada es más simple, no hay otra norma, nada se pierde, Todo se transforma, todo se transforma” En definitiva, como en tantas otras cosas sólo se trata de ser más humanos.   

Bibliografía

Albornoz, M. (s.f.). Humanismo Pedagogico. Recuperado el 29 de 01 de 2014, de http://mayeuticaeducativa.idoneos.com/index.php/Humanismo_Pedagogico.
Definición de Cognoscitivo. (s.f.). Recuperado el 29 de 01 de 2014, de http://www.definicionabc.com/social/cognoscitivo.php.
Definicion de Erudito. (s.f.). Recuperado el 29 de 01 de 2014, de http://definicion.de/erudito/.
Definicion de Humanidades. (s.f.). Recuperado el 29 de 01 de 2014, de http://www.definicionabc.com/social/humanidades.php.
Descripciones cientificas y literarias. (2010). Recuperado el 29 de 01 de 2014, de http://www.xuletas.es/ficha/descripciones-cientificas-y-literarias/.
La página de la vida. (s.f.). Recuperado el 29 de 01 de 2014, de http://www.proyectopv.org/1-verdad/aprenderdiferentequemem.htm.
Maestro comprometido. (2012). Recuperado el 29 de 01 de 2014, de http://psicopedagogia412.blogspot.mx/.
Paredes, J. (2010). Espíritu Crítico. Recuperado el 29 de 01 de 2014, de http://joseparedes.blogdiario.com/1289487960/.
Pellicer, C. (2013). La curiosidad y el deseo de aprender. Recuperado el 29 de 01 de 2014, de http://pensaurus.aprenderapensar.net/2013/03/20/la-curiosidad-y-el-deseo-de-aprender/.
Romero, F. (s.f.). El compromiso como docente y la nieve de limón. Recuperado el 29 de 01 de 2014, de http://www.congresoretosyexpectativas.udg.mx/Congreso%206/Eje%204/Ponencia_132.pdf.
Savater, F. (1997). El valor de educar. Mexico: Instituto de Estudios Educativos y Sindicales de América.
The Free Dictionary. (2007). Recuperado el 29 de 01 de 2014, de http://es.thefreedictionary.com/emp%C3%ADrico.



[1] Aquel que se encuentra instruido en distintas ciencias, artes o disciplinas. En este sentido, un erudito es una especie de sabio que puede hablar con fundamentos sobre los más variados temas.
[2] Que está basado en la experiencia y en la observación de los hechos.
[3] Cantautor uruguayo.

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