viernes, 21 de marzo de 2014

UNIPAC - “Capítulo 3: El eclipse de la familia”



“Capítulo 3: El eclipse de la familia”







En el ámbito familiar las cosas se aprenden de un modo totalmente distinto al sistema de aprendizaje escolar. El clima familiar está alimentado por la afectividad y cuando el núcleo familiar funciona con la debida normalidad y eficacia deposita una base de valores morales y sociales en el niño que le van a durar toda la vida. Lo que el niño aprende en la familia tiene la fuerza de los principios moralmente valiosos que van a servir para siempre. Este protagonismo de la familia en la socialización primaria atraviesa un indudable eclipse en el momento actual, lo que constituye un serio problema para todo el sistema educativo y para nuestra sociedad.
            ¿Quién puede negar que la familia sea la base primordial de la educación? Nadie, seguramente. Sin embargo, parecería ser que no siempre entendemos la magnitud del rol protagónico que ésta alcanza. No sólo porque constituye el cimiento, como ya dijimos, sino porque, también representa el presente y la proyección hacia el futuro. La familia, además de contener afectivamente al niño y proporcionarle un hogar, abrigo, salud, comida, lo educa en todos los sentidos.
            En primera instancia, lo educa como persona, forma al ser humano, lo moldea o deforma, según sea el modelo familiar. Asimismo, lo educa socialmente, pues, en la intimidad familiar, aprenderá cómo relacionarse con todos los demás.
            El concepto de familia como educadora es más que amplio. No se reduce a enseñar a nuestros hijos a que saluden, digan gracias y por favor, tengan buenos modales en la mesa y fuera de ella también. Un papá, una mamá, o quien está en la casa, educa las veinticuatro horas del día. Con su conducta, con su ejemplo, con sus actitudes hacia la vida y las personas; con los permisos y los límites.
            La familia es, sin duda, la primera institución educativa, pero no la única. En el seno familiar, debemos preparar, a nuestros hijos, para que se desenvuelvan en las otras instituciones. Pues, desde la familia, se sale al mundo, y el mundo, para ellos, empieza por el colegio. Cada uno en su lugar, la familia y la escuela, deben trabajar en conjunto, con el fin de brindar, al niño, una educación amplia y completa.
           
El eclipse en la familia se refiere a que las nuevas generaciones están padeciendo de la ausencia de “buenos modelos” a seguir, debido a la ausencia de padres y madres en los hogares, la convivencia familiar se hace cada vez más escasa. Las familias están sufriendo una crisis seria en cuanto a su funcionamiento como familia.
Los padres están delegando estas responsabilidades a la escuela, la cual no solo tiene que educar en cuanto a una exigencia curricular, sino también a llenar esos vacíos en cuanto a moral, ética y valores en general que las familias están dejando a un lado.
            Así mismo los padres de familia muestran irritación ante los fallos del sistema educativo cuando son ellos mismos quienes rehúyen asumir la más importante de sus funciones: función educativa. Las causas que explican este gran fracaso educativo moral y social pueden ser muchas: el trabajo de la mujer fuera del hogar, la vida moderna con sus exigencias, la falta de comunicación, la crisis de autoridad… etcétera.
Pero, es la presencia permanente y absorbente de la Tv en el hogar quien ha creado, y está creando, un verdadero exterminio de valores morales. La Tv se ha convertido en el arma más eficaz para generar alienación en nuestra juventud y para tergiversar[1] los valores más fundamentales para orientar sus vidas. Para la Tv, la apariencia vale más que la realidad; el tener vale más que el ser; lo accidental vale más que lo esencial; lo efímero[2] vale más que lo transcendente; la exterioridad vale más que la interioridad y la mediocridad vale más que la excelencia.
Finalmente el papel que juega la escuela en el eclipse de la familia es el compromiso de enseñar a los alumnos los usos responsables de la libertad y la toma de decisiones responsables, para formar generaciones sensatas.
Es de esta forma y no otra que, los padres y docentes deben exigirse día a día por complementarse más y trabajar en comunión, para alcanzar el objetivo primordial de una sociedad, entregar a ésta, hombres y mujeres responsables, útiles, con valores y organizados que, aporten y no sean una tara en el futuro.
Es evidente la importancia que tiene la participación de los padres en las escuelas de sus hijos/as, que estos se sientan acogidos y que se les toma en cuenta; por lo tanto es muy necesario la formación de los maestros y futuros maestros en cómo afrontar la participación de los padres en la escuela, cómo facilitarla, cuál debe ser su actitud.
Esta preparación hará posible que se lleve a la práctica esta colaboración y buena relación de los padres, madres y maestros, y que los docentes haciendo posibles resultados positivos para todos, no solo para los niños, sino también para la familia y ellos mismos y mismas. Y no olvidemos que la educación es cosa de todos por lo que todos debemos hacerla posible y satisfactoria.

Bibliografía

Castello, L. (s.f.). La familia como primera institucion educativa. Recuperado el 29 de 01 de 2014, de https://www.san-pablo.com.ar/rol/?seccion=articulos&id=2345.
Dominguez, S. (2010). La educacion, cosa de dos: la escuela y la familia. Recuperado el 29 de 01 de 2014, de http://extension.uned.es/archivos_publicos/webex_actividades/4440/laeducacioncosadedoslaescuelaylafamilia.pdf.
Iriarte, G. (2011). El eclipse de la familia. Recuperado el 29 de 01 de 2014, de http://www.opinion.com.bo/opinion/articulos/2011/0316/noticias.php?id=4921.
Savater, F. (1997). El valor de educar. Mexico: Instituto de Estudios Educativos y Sindicales de América.
WordReference. (2005). Recuperado el 29 de 01 de 2014, de http://www.wordreference.com/definicion/tergiversar.
WordReference. (2007). Recuperado el 29 de 01 de 2014, de http://www.wordreference.com/definicion/ef%C3%ADmero.






[1] Desfigurar o interpretar erróneamente palabras o sucesos.
[2] Pasajero, que dura poco.

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