viernes, 21 de marzo de 2014

UNIPAC - “Capítulo 4: La disciplina de la libertad”

“Capítulo 4: La disciplina de la libertad”







Guillermo Cabanellas define a la libertad en una forma genérica como: "Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo cual es responsable de sus actos", sin embargo este mismo autor asigna, en el campo jurídico, la siguiente sentencia: "Entendida la libertad como autonomía individual, absoluta en el pensamiento, y mayor o menor según las relaciones surgidas de la convivencia social, ha movido a definiciones de juristas y legisladores. Envuelta en la anonimia[1], pero aureolada[2] por notable perspicacia[3] jurídica, los romanos decían: "Libertas est potestas faciendi id quod Jure licet" (La libertad es la facultad de hacer lo que el derecho permite)".
Según el Diccionario Enciclopédico Ilustrado de la Lengua Española: "la libertad es la facultad que tiene el ser humano de obrar o no obrar según su inteligencia y antojo; es el estado o condición del que no está prisionero o sujeto a otro; es la falta de coacción[4] y subordinación; es la facultad que se disfruta en las naciones bien gobernadas, de hacer y decir cuanto no se oponga a las leyes ni a las buenas costumbres". En fin, de libertad encontraremos infinidades de acepciones y conceptos; pero para enfocarnos en los aspectos más resaltantes de éste significado tendríamos que penetrar en los puntos de vista histórico, religioso y ético.
Desde un punto de vista ético la libertad humana se puede definir como la "autodeterminación axiológica." Esto significa que una persona libre se convierte, por ese mismo hecho, en el verdadero autor de su conducta, pues él mismo la determina en función de los valores que previamente ha asimilado.
Uno de los aspectos más importantes en la vida de una persona es su proceso de liberación. La libertad puede aumentar o disminuir a lo largo de la vida. Los primeros factores que limitan la libertad del hombre son los condicionamientos, el Súper Yo, las manipulaciones ajenas, las emociones sofocantes y las ataduras de una filosofía pesimista.
            Para que la libertad axiológica se pueda dar, debe existir la posibilidad de un conocimiento holístico o intuitivo de uno o varios valores. Sin este tipo de conocimiento, muy diferente al conocimiento conceptual, no es posible que se dé la libertad que nos lleva al valor moral. En otras palabras: para elegir un valor primero hay que conocerlo y apreciarlo en cuanto a tal.
            Es importante mencionar también a la educación. La educación es un factor también muy importante para conocer la libertad. Y es que solo a través del aprendizaje propio del individuo es como este llegara a su independencia ideológica, económica; bajo ciertas circunstancias; y podrá evitar a los "enemigos de la libertad", que no son otra cosa que aquellos factores que no hacen posible la libertad.
            La educación es correcta, si es una educación de la libertad de o de la libertad para. Con la expresión "libertad de" se habla de la liberación de prejuicios, estereotipos, esquemas mentales de los adultos, que es preciso operar, como terapia, en la mente del educando y del educador. Un docente no liberado es incapaz de educar en libertad a sus alumnos. Sólo el profesor "libre de" puede producir un tipo de educación semejante a la que él ha recibido o se ha auto impuesto. Al estar "libres de" el educando y el educador están preparados para auto realizarse como libres para juzgar a los demás entregarse sin prejuicios, dominar la naturaleza, ejercer el mando y otras funciones necesarias en la vida personal y social de los individuos.
            El objetivo de la educación es crear personas libres, esto se logra bajo la integración social. Integrar socialmente a alguien quiere decir aceptarlo en la sociedad como una persona activa, productiva y capaz de expresar sus propias ideas y conocimientos. La integración social debe realizarse desde los niños primeramente en la escuela y otros ámbitos, y debe promoverse también en la adolescencia y adultez. 
            Ahora bien, educar, ¿Es una tiranía?, ¿A estudiar, ahora? ¡Con todo lo que tengo que hacer!» ¿Aparente o real? ¿Es acaso cierto que obligamos a los niños a estudiar por su propio bien, según la detestable expresión que los años nos hacen llegar a aborrecer porque suele servir también para legitimar[5] las peores injerencias[6] públicas en nuestra vida?, ¿Tenemos derecho a imponerles la disciplina sin la cual desde luego no aprenderían la mayoría de las cosas que consideramos imprescindible que lleguen a saber?
En cierto sentido, la tiranía es real. Hablamos de «tiranía» cuando quien tiene el poder, fuerza a otros para que hagan o dejen de hacer algo en contra de su voluntad. Y no cabe duda de que esto es lo que sucede en los primeros años de cualquier tipo de enseñanza.
            Hay que buscar la manera adecuada de llamar la atención del alumno. Un niño no es obligado a jugar ya que es algo que le agrada, muchas veces buscamos que aprendan por medio del juego “Más se consigue con una gota de miel, que con una tonelada de hiel”. Sin embargo, la mayoría de las cosas que la escuela debe enseñar no pueden aprenderse jugando.
            Captar la atención de los estudiantes en la clase es un desafío grande para los profesores, pero nada que no se pueda lograr si se usan las técnicas adecuadas. Lo importante antes de empezar una nueva clase es preguntarse, “¿qué voy a hacer hoy día para cautivar a mis estudiantes?”. Si bien es frustrante para un profesor dar una clase a quienes no les prestan atención, es responsabilidad del mismo profesor dar el primer paso para cautivar sus mentes.
            Para transformar el aula hay distintos dispositivos interactivos, desde las pizarras interactivas, las tabletas portátiles hasta dispositivos de respuesta o evaluación. Imagínese que podemos mantener cautivos a todos los alumnos durante la clase y evaluar su conocimiento en cada momento, ahora es posible utilizando estas nuevas tecnologías.
Abra su mente, esta nueva tecnología permite hacer en el frente de la clase todo lo que nos permite la computadora como navegar por Internet, editar planillas de cálculo, textos dibujos, imágenes y además viene con un software que me permite usar el lápiz como una tiza electrónica con funciones desde las más básicas de dibujo hasta la utilización de librerías de simulaciones físicas, químicas o matemáticas de aplicación en varias materias.
Otra de las pautas para ganarse a los alumnos es llegar al aula con la clase muy bien preparada. “La falta de preparación de la clase produce en el profesor mucho cansancio. La clase bien preparada, como suele preparase una conferencia, origina en el profesor un dinamismo interno que, incontestablemente, se trasmite a los oyentes”, comenta Santiago Petschen.
Por otro lado se dice que la pedagogía tiene mucho más de arte que de ciencia. La educación se podría concebir, en este sentido, como la combinación del arte de enseñar con la ciencia de aprender.
Los esfuerzos de las instituciones se han concentrado principalmente en la enseñanza y se ha descuidado la investigación básica de los procesos del aprendizaje humano. Lo que nos falta es una ciencia de aprender, lo que debemos corregir es el arte de enseñar. Cuando decimos que los docentes del futuro deberán estar formados en la ciencia de aprender afirmamos también que lo deberán estar en el arte de enseñar. Y de enseñar con las nuevas tecnologías, lo que no es fácil.
El profesor no solo, ni quizá principalmente, enseña con sus meros conocimientos científicos, sino con el arte persuasivo de ascendiente sobre quienes: debe ser capaz de seducir sin hipnotizar.
Uno de los atributos fundamentales que debe poseer una persona que pretenda dedicarse a la docencia, es el de una profunda e impecable consciencia de lo humano, ya que en los tiempos actuales, una de las grandes carencias en nuestro mundo es la de humanidad, de ahí que los maestros debieran ser los más humanos, y así a partir de establecer un esquema de relación con estas características, es posible que influyan de manera profunda en sus estudiantes.















Bibliografía

Bezanilla, M. (s.f.). Ser Docente: Responsabilidad, ética y social. Recuperado el 29 de 01 de 2014, de http://www.infored.com.mx/a/-ser-docente---responsabilidad-etica-y-social.html.
Biblioteca en linea Watchtower. (s.f.). Recuperado el 29 de 01 de 2014, de http://wol.jw.org/es/wol/d/r4/lp-s/1200002176.
Buscon. (s.f.). Recuperado el 29 de 01 de 2014, de http://buscon.rae.es/drae/srv/search?val=coacci%F3n.
Díaz, A. (s.f.). Tecnicas para ganarse a la clase. Recuperado el 29 de 01 de 2014, de http://www.aprendemas.com/Guias/Especial-Docencia-Oct2011/P7.asp.
Savater, F. (1997). El valor de educar. Mexico: Instituto de Estudios Educativos y Sindicales de América.
The Free Dictionary. (2007). Recuperado el 29 de 01 de 2014, de http://es.thefreedictionary.com/aureola.
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WordReference. (2005). Recuperado el 29 de 01 de 2014, de http://www.wordreference.com/definicion/anonimia.
WordReference. (2005). Recuperado el 29 de 01 de 2014, de http://www.wordreference.com/definicion/legitimar.
Zapata, S. (2003). La libertad. Recuperado el 29 de 01 de 2014, de http://www.monografias.com/trabajos14/la-libertad/la-libertad.shtml.



[1] Ocultación del nombre del autor de una obra, o desconocimiento de la identidad de tal autor.
[2] Admiración o fama que alcanza una persona por sus méritos o virtudes.
[3] Aptitud para percatarse de las cosas aunque no estén patentes o claras.
[4] Fuerza o violencia que se hace a alguien para obligarlo a que diga o ejecute algo.
[5] Capacitar a alguien para desempeñar un oficio o cargo.
[6] Intervención de una persona en asuntos ajenos o en cuestiones que no son de su incumbencia.

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